En el proceso artístico de Carola Morales, el silencio no es ausencia: es espacio. Es la pausa necesaria para que la intuición hable y el gesto encuentre su sentido.
Antes de cada obra, Carola se sumerge en un momento de quietud. No hay bocetos ni esquemas previos: solo la intuición que guía la mano.
En ese estado, los colores neutros se mezclan suavemente, las formas orgánicas emergen sin forzarse, y cada capa añade profundidad al lienzo.
El silencio, entonces, se convierte en el verdadero origen del movimiento; en la respiración del arte.

Crear desde el silencio es un acto de confianza. Es permitir que la obra fluya sin expectativas, para que lo invisible se vuelva visible a través del color, la textura y la emoción.