Para Carola Morales, los materiales no son un medio, sino un lenguaje. Cada elección —papel de algodón, lino natural, marcos de roble— forma parte de la historia que la obra cuenta. En ellos, la artista encuentra textura, calidez y autenticidad.
El papel artesanal conserva una energía orgánica que respira con la tinta. El lienzo en cruz de algodón crudo ofrece resistencia y flexibilidad, permitiendo que la pintura evolucione con el tiempo.
Estos materiales no buscan la perfección, sino la honestidad: son imperfectos, porosos y reales, como la vida misma. Su huella genera cercanía con quien observa, transformando la obra en una experiencia táctil y emocional.

En una época dominada por lo artificial, volver a lo natural es un acto de sinceridad. En cada obra, Carola Morales celebra esa conexión entre arte y tierra, entre la sensibilidad humana y la materia viva.